El lunes al llegar a clase el profesor se percató de que entre en el quicio de la ventana (entre la ventana y la persiana) había un pájaro sin moverse apenas. Debió colarse por arriba de la persiana y quedó atrapado durante el fin de semana, día y noche. Cuando lo cogimos intento echar a volar para escaparse pero cayó al suelo, no tenía fuerzas.
Foto de sebastianactivista
Pero uno de mis compañeros lo cogió y lo llevo a su sitio, allí le estuvo dando bocadillo que yo llevaba y patatas Pringles que él llevaba. Incluso fue al servicio con la tapadera de las Pringles para llenarlo de agua. Intentaba darle de comer pero el pajarillo no se movía ni abría el pico, a base de mucho insistir, a los 10 minutos empezó a beber y a comer un poco, lo cual me llenó de alegría porque parecía que el calor humano le sentó bien. Al ratito de comer echó a volar (esta vez con mucha más energía) pero al estar en una habitación chocó con la pizarra y cayó al suelo, lo cogió de nuevo y lo pusimos en la ventana.
Cuando vió el horizonte libre allí que echó a volar y desapareció de nuestra vista.
Se puede decir que mi compañero le ha dado una segunda oportunidad a la vida de este pájaro.
Pobre pájaro ! Pero sobrevivió! 🙂